sábado, 19 de enero de 2013

Una temporada para silbar

"Una temporada para silbar" nos traslada a la Montana rural de principios del siglo XX. Una familia formada por el padre y sus tres hijos responden a un anuncio en el periódico de una viuda que se ofrece como ama de llaves. La situación en la familia tras la muerte de la madre es un tanto caótica y parece que la solución es buena. "No cocina, pero tampoco muerde" anuncia Rose Lewellyn. Y todos piensan que en realidad eso podría cambiar en cuanto los conozca, la cocina, no el morder...

Y así llega a la pequeña población de pioneros, Marias Coulee en Montana, la más joven de lo esperado, Rose con su hermano Morris, un dandi sabelotodo encantador.

Quieren las circunstancias que la maestra del pueblo se fugue con el predicador y quede vacante el puesto de maestro. Quieren las circunstancias que el padre de los chicos ofrezca el puesto a Morris y él acepte. Y quieren las circunstancias que Morris sea un profesor que marque para siempre la vida de los alumnos de su pequeña escuela unitaria. Algo que sabemos gracias al narrador de esta historia, el joven Paul Milliron, hijo mayor y uno de los dos alumnos de 7º en la escuela. Un Paul ya adulto rememora su infancia y el año en que todo sucedió, el año del cometa Halley que también tiene su protagonismo, y aprovecha para explicar el cambio político en los 60 que lleva a cerrar las escuelas unitarias de las zonas rurales, escuelas en que él mismo está trabajando como inspector.

Y hasta aquí mi resumen. ¿Qué me ha parecido? Pues un libro precioso. Se lee del tirón, la historia está tremendamente bien contada en el estilo crónica de un pueblo. Los personajes son creíbles, entrañables y dan ganas de tenerlos en tu vida. Me encantan las historias de pioneros debo decir, y esta ha cumplido las expectativas que despertó cuando vi la portada.

Debo decir que soy también una fan de determinadas editoriales y que a día de hoy no hay "Libro del asteroide" que no me haya gustado.

Me sorprendió muchísimo el nivel de conocimientos y la experiencia educativa de las escuelas unitarias. Supongo que la novela tiene una importante parte autobiográfica y estoy segura que no hay exageración en el plan de estudios o en los conocimientos que se pedían a los jóvenes. También me parece de lo más creíble la importancia que los padres (muchos de ellos), agricultores y trabajadores, dan a la educación y formación de sus hijos. Una cierta envidia ante el cambio de panorama, la verdad.

Un libro bonito, de los que te dejan una sonrisa tonta en la cara e incluso una lagrimilla final.


Una temporada para silbar
Ivan Doig. 
Traducción de Juan Tafur
Libros del Asteroide, 2012


Nota: Este libro funcionaría en el club de lectura.

Dejo aquí el enlace a las recomendaciones para club de lectura sobre el libro que hace la propia editorial, por tenerla a mano:
http://www.librosdelasteroide.com/IMG/pdf/Guia_de_lectura.pdf

1 comentario:

  1. Tiene una pinta buenísima, yo lo tengo en la estantería ya que me lo regalaron las pasadas navidades pero aún no he podido leerlo

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